Gimnasia Zen
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Shiatsu (presión con los dedos) es una disciplina corporal japonesa, se basa en la teoría de la Medicina Tradicional China (MTCH) y consiste en armonizar la estructura energética de la persona (microcosmo) en relación con el entorno (macrocosmos) en que vive. La sesión se desarrolla en un ambiente tranquilo, seguro y de confianza para el receptor (uké), habitualmente sobre un tatami, la persona se encuentra totalmente vestida con ropa amplia y cómoda. El practicante (shiatsuka), necesita la elaboración de un Diagnóstico Oriental, para ejecutar el tratamiento.
El terapeuta, en la práctica clínica, tiene la posibilidad de incorporar información que proviene de sus pacientes, y, de compararla con la teoría que previamente ha estudiado. Este sistema le permite asimilar conocimiento, que luego utilizará para escuchar y observar la estructura energética de la persona que asistirá posteriormente a la consulta. Es así que con la práctica el terapeuta va perfeccionando la técnica y los tratamientos que realiza. A tal punto que, con el conocimiento práctico adquirido, puede organizar clases de gimnasia, basadas en las necesidades que presenten el grupo de alumnos, en relación con los meridianos del Zen Shiatsu.
Las clases de gimnasia zen, ofrece al interesado la posibilidad para desarrollar, fortalecer y dar flexibilidad a su físico, emociones, pensamientos, y, de esta manera, poder adaptarse placenteramente a su entorno, más allá de su edad, patología o situación que esté viviendo. Esta actividad tiene por objetivo desarrollar el potencial humano, buscando el alto rendimiento del individuo en la sociedad que integra.
Las clases tienen una estructura y orden, que debe respetar el profesor que las guíe, el resto de los integrantes permanecen en silencio. Es una actividad grupal e individual al mismo tiempo, cada uno la práctica con los recursos que cuenta. Algunos participantes cuentan con la posibilidad de realizar todos los ejercicios y otros no, a estos últimos se los invita a visualizar cómo los compañeros realizan los ejercicios que ellos no pueden, tarea que también aporta buenos resultados. La actividad apunta a aprender desde la diversidad del grupo, para luego integrar a nivel personal. Los participantes se ubican adoptando un círculo, equidistantes del centro y pudiendo verse entre todos. Tomando conciencia que más allá de las capacidades individuales, forman un grupo en el que predomina la igualdad y empatía necesaria para generar un ambiente confortable y seguro, en el cual se pueda manifestar la energía y desarrollar los ejercicios.
En la primera parte de la clase se adopta la correcta postura física, de la cual brotará la adecuada respiración, la suma de estas dos determinará la actitud de la persona en el transcurso de la actividad. Para lograr una postura correcta, se busca estar cómodo y alinear el cuerpo en relación con la columna vertebral, el eje de la persona. La respiración adecuada se considera cuando, la persona realiza una respiración abdominal, exhalando largo, lento y profundo, para que por sí sola y a su debido tiempo llegue la inhalación a traer aire puro, fresco, cargado de energía celeste y oportunidades. Toda la atención se enfoca en la pelvis, el centro de gravedad del cuerpo, aportando equilibrio y seguridad para dar comienzo a los ejercicios de movimientos.
Entrada en calor, consiste en mover de manera consciente y en orden las articulaciones. Teniendo en cuenta que son lugares donde se producen las primeras trabas energéticas y que son las piezas que nos permiten ser articulados y móviles, condición necesaria para poder adaptarnos al entorno que habitamos. La adaptabilidad es una virtud que nos permite planificar y ejecutar nuestros proyectos.
La segunda y parte central de la clase, consiste en ejercicios de estiramientos de las cadenas musculares que, acompañan el recorrido de los meridianos de energía descritos en el Zen Shiatsu, con la finalidad de lograr un libre flujo de energía por toda la red de meridianos. De acuerdo a la información que surja del diagnóstico de situación grupal, se utilizaran técnicas de dispersión y tonificación. El profesor irá guiando los ejercicios en el orden más conveniente, acompañado de información verbal, muy útil para que el alumno pueda experimentar el recorrido y características de la energía que se está trabajando, con la intención de que se mueva en la dirección correcta. Las posturas y ejercicios con meridianos, son acompañados de visualización de imágenes, emociones y pensamientos, así también trabajar la energía en su expresión más sutil, potenciando de esta manera la actividad ejecutada. Asociar el ejercicio físico, con imágenes positivas para el individuo y el grupo, genera momentos agradables, incentiva emocionalmente al practicante a continuar con las clases futuras. La continuidad en la práctica, es lo que permite mejorar la técnica y alineación en las posturas realizadas, imprescindibles para trabajar correctamente los meridianos energéticos.
La tercera y última parte de la clase, consiste en ejecutar una meditación guiada. Los alumnos, adoptando la postura y respiración adecuada, son guiados a un profundo estado de relax y concentración, para disfrutar de los beneficios de la práctica. Tienen la información de cómo era su estado físico, emocional y mental, antes de comenzar la clase y cómo se encuentran al finalizar la misma. De esta manera, la información obtenida la integran, para luego procesarla, conceptualizar e incorporar a su conocimiento.
La continuidad en la práctica, traerá como resultado, que, el alumno pueda desarrollar su potencial energético, integrarse placenteramente al entorno en que vive y dar el mejor rendimiento en sus actividades.