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Zen Shiatsu

Comer - Respirar - Amar


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Shiatsu es una disciplina corporal japonesa, se sustenta en la teoría de la Medicina Tradicional China y consiste en armonizar la estructura energética del receptor en relación con el entorno en que vive. La sesión se desarrolla en un ambiente tranquilo, seguro y de confianza para el receptor, habitualmente sobre un futón en el suelo, la persona se encuentra totalmente vestida con ropa amplia y cómoda.




 El practicante transmite su percepción, intuición y conocimiento, utilizando el tacto empático y compasivo, sin hacer juicios, manteniéndose en la línea del medio y confiando en su sentir.


Esta disciplina oriental sostiene que al momento de nacer se nos otorgan tres tesoros, que abarcan los tres planos en donde se desarrolla la vida, física, energética y mental. De sus características, y, de acuerdo a cómo los cuidemos, cultivemos y desarrollemos, dependerá la salud y longevidad del ser.



Para cuidar y administrar correctamente esta caja de ahorro con recursos que se nos entrega al inicio de nuestras vidas, tenemos dos formas de incorporar energía a nuestra estructura después de haber nacido, el comer y el respirar adecuadamente, la suma de estas dos, determina la actitud de la persona en relación con lo que está viviendo. El amor incondicional, intangible, sin forma ni nombre, es la actitud suprema a la que puede aspirar el ser, el plano más elevado. 



Comer para el Zen Shiatsu es, ingerir y digerir el alimento que nos ofrece la tierra, ese universo cercano en el cual se desarrolla la vida. Nos da la posibilidad de nutrir nuestro cuerpo físico, considerado una estructura energética. Es la energía que asimilamos de la comida, motivo por el cual al elaborar y presentar el alimento prioriza: la variedad de colores, sabores, aromas, etc. Desde esta diversidad es de donde se alimenta y estimula energéticamente nuestros órganos y sus funciones, sentidos, emociones y más. 

La relación que tengamos con nuestra comida y el entorno en cuál la ingerimos, es tan importante como los alimentos que elegimos para llevar dentro de nuestro cuerpo.


Respirar, es tomar el alimento que proviene del cielo, ese universo más lejano que envuelve la tierra y el ser que en ella habita. Se asocia a las funciones de intercambio y eliminación. Exhalamos largo, lento y profundo para generar un vacío interior, automáticamente y a su debido tiempo llega la inhalación, a traer la energía celestial llena de posibilidades y oportunidades nuevas. Este proceso desde el momento en que nacemos nos permite una relación sutil, entre nuestro interior y la realidad que nos acompaña a lo largo de toda la vida.

Esta contracción y expansión corporal provocada al respirar nos permite vivir larga, intensa y apaciblemente.


Amar para la filosofía que da origen a esta medicina es, cuándo estamos en una sana relación con ese universo más cercano al que llamamos tierra, y, conectados con ese universo más lejano al que llamamos cielo. Nos permite ser auténticos en nuestro estilo de vida, aceptando y agradeciendo la posibilidad de ser un pequeño universo que habita entre el cielo y la tierra, manifestación del binomio yin/yang, opuestos y complementarios, como el día y la noche. 

Es cuando adoptamos la actitud suprema de la no acción. Desde nuestra presencia respetamos los ciclos y procesos naturales, no incidimos ni alteramos su orden a nuestra conveniencia. Confiamos en la vida y en la posibilidad de integrar a nuestro ser lo vivido, para luego desde el amor, transformar aquello que consideramos necesario y eliminar lo que no es para nosotros.

Confiar que el hecho de haber nacido es un salto al vacío, la vida es un misterio y todo lo que nos rodea está en movimiento, el querer aferrarnos a la transitoriedad de esta realidad nos saca de nuestro auténtico estilo de vida. Sentirse libres de ataduras al momento de pensar, sentir y hacer.


Amar es cuando el ser logra hacer florecer su esencia.



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