Es la perfecta armonía que se manifiesta en la naturaleza, en el Cielo, en la Tierra y en el Hombre.
El hombre, sin embargo, consciente y voluntarioso, razonador desmesurado, egoísta y amante de la acción, tiene la negativa propensión a alterar con sus empresas la manifestación del equilibrio cósmico. En el desprecio de la naturaleza, en el trato que da al medio ambiente, la forma en que actúa con sus congéneres, en el descuido con que se trata a sí mismo, aparece ello con patente claridad. Es por ello que el Tao Te King le recomienda respetar las leyes naturales, actuar mínimamente, no confiar demasiado en sus recursos ni incurrir en soberbia, ser consciente de que es parte también de la unidad cósmica traspasada por el Tao, generador del supremo equilibrio.